Digo
Ay, dejemé! no tiene pretensión de vampiro blogger, ni de sesuda advertencia a quienes llegan a su ventanal. "Ay,..." es una bitácora semejante a ese consabido mundito que se puede armar en cualquier altillo repintado de cualquier casa vieja, ahí donde uno decide alejarse para colgar un afiche, llevarse un termo, leer poetas hondos, escribir creyendo, amar lo inasible, cocinar, hacer terapia en soliloquio sin pagarle a nadie, odiar su profesión, admirar lo que es, arrepentirse, sentirse fuera del afuera y succionar de otros que se sabe que están adentro.
8 Comments:
Incluso su nombre de batalla salió de los chisporroteos de una contertulia. No vaya a creer que eso es un logro: lo mismo me pasó a mí, sólo que ya nadie se acuerda. Ni siquiera la culpable. Nadie más que yo.
Ahora, yo pregunto ¿está segura de que todo es ideología?
Yo creo que en fondo sí, Fander.
En el fondo todo es ideología: así como cuando Marx hablaba de la superestructura económica determinante hasta de la uña que Ud. tiene encarnada, yo pienso que hay un marco ideológico que nos condiciona integralmente, que hace que seamos esto que somos y que busquemos determinadas cosas y no otras. Pero en fin, es un tema.
Yo no sabía lo de su nombre, lo conocí tarde, Fander.
Cuando quiera me cuenta.
¿Quiere un mate?
Simple. Una novia rosarina que tuve alguna vez me metió a Central en el corazón, a los Parliament en los pulmones y a Fandermole en la oreja.
Cuando ya todo estaba echado a perder -siempre pasa así, no es para alarmarse- pensé que un buen modo de quedar pegado a ese recuerdo era ponerle el nombre del poeta a la mi dirección de blog.
Después hubo una que dijo: eh, fandermole es muy largo, yo te voy a decir fander. Y listo.
Ella, que si se pusiera las pilas sería una escritora de padre y señor nuestro, tiene la facultad de ponerle el nombre adecuado a sus personajes. Así lo he tomado para mí.
Juro que siempre quise saberlo y no me animaba a preguntar, no sé por qué.
Sospecho quien es la que tiene la facultad (con minúscula, por si aparece Sandrita, uno nunca sabe.
Estoy seguro de que usted ni se imagina quién pueda ser.
Creo que sí, salvo que Ud. esté hablando de otra.
No se olvide que yo antes me llamaba Susana.
Le digo que hablo de otra, che. Recuerde que la que Usted dice es nuevecita o ya ya estoy medio chamuscado como para que me anden bautizando
"¡Ay, dejemé!" Parecería una denominación con historia. Tengo una curiosidad (que no es semántica). Una primera lectura (cuasi-existencial): "dejemé" ¿de qué? Tal vez de importunar. Otra: "dejemé" ¿hacer/decir qué?
No pretendo respuestas a uno y/u otro interrogante, pero creo que la segunda alternativa es tan válida como la primera. Y tal vez más. Porque para hacer/decir muchas cosas, no se necesita pedir permiso. Fluyen solas.-
Diógenes.-
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