Letradía
Pensaba exactamente en eso, en cómo una sala de audiencias se parece a la maqueta de una Iglesia, en cómo una audiencia de divorcio es algo así como una simbiosis entre una sesión de psicoanálisis y una misa en honor de un muerto, y eso que no hay sofá pero están los bancos iguales, solemnes y largos, están las cruces intimidatorias, está la trilogía del Padre con el Hijo y el Espíritu Santo, un solo Dios verdadero en esos tres dioses momentáneos del Tribunal colegiado ahí presentes, la Biblia para jurar, la letanía del Secretario, de pie para oír a los dioses, sentados para la confesión conyugal masturbatoria, otra vez de pie para los testigos, la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, a mí me contaron pero no me consta, todo el mundo lo sabía, los demandantes-demandados a los dos lados, vereda de enfrente a la Misericordia, alguien-alguienes en atenta escucha de las infimísimas tribulaciones de los infimísimos mortales a la zaga de la clemencia para su ridícula catarsis, para los llantos, para los insultos, para el purgatorio de todas las culpas, Dios, eso de la Justicia, esa cosa diletante, ajena y majestuosa, el ceño fruncido de Sus Señorías del Sufrimiento, ella se fue con otro, él me dejó por ella, Padre, Padre, por qué me has abandonado… ¿y esto cuánto me va a salir, Doctor? Cuánto para que la tríada de dioses asista a este histrionismo de lo obsceno, a la locura, al patetismo, a la diabólica mirada de la miseria puesta en las pasiones idas, al desgarro, a los harapos de los otros, a los pobres amores derrotados, al cuerpo con sus vísceras afuera, a ese cadáver maloliente, oremos, ….quien se queda con la tumba, la casa a nombre de quién, los niños ahora vivirán dónde, la paz sea con todos nosotros y con sus pequeños espíritus, fue ella, fue él, fue la otra, él con la otra, pidamos perdón y me opongo a que se le haga esa pregunta, los muebles eran míos, me negó la criatura, señor Juez, ha lugar a la protesta y quién me devuelve mi vida, señor, mi culpa, mi culpa y mi gran culpa y lo que perdí a su lado y por eso, amén, todos de pie, abogados al despacho, autos a resolución y hemos celebrado esta misa por el eterno descanso de su alma, y yo parada ahí, en algún frío lugar a los costados, firmando por los deudos retirados, me siento con una larga toga negra ensangrentada, me siento una burócrata con precio, oliendo a sepultura, llevándome otro muerto, guardando las navajas, buscando qué comer en la basura.
7 Comments:
El problema del matrimonio es el divorcio; se solucionaría no casándose. Los otros dramas son inevitables y vitales (pero la burocracia del fin sólo les suma miseria).
Debe ser feo que la llamen para "dar fe" de la disolución. No se apene, Silvia Sue.
Ay, mamacita. Relato de terror para el domingo por la noche. Otra que Laiseca en I-Sat. Un beso, y mis condolencias.
Gracias por el pésame, chicas.
Pero la verdad: pasa el tiempo y me convenzo más de lo que dice Anárquica: hay que abolir la institución matrimonial.
Y yo me tengo que dedicar a la costura.
Yo llevo años desechando ofertas maritales. Detesto todo esto (valga la cacofonía).
Ay, Fander...ha terminado cruelmente con mis ilusiones.:)
Cuando yo me divorcié solo firmé un papel en un lugar lleno de buroés. También se pagó algo de dinero, si no recuerdo mal.
El asunto, creo yo, no tiene mucho que ver con legalidades o no, sino que y está relacionado con separaciones más o menos dolorosas.
Claro, Nuris. Porque vos te pusiste de acuerdo para terminar tranquilamente algo que ya no existía en realidad.
Pero justamente, las legalidades se vuelven patéticas y perversas cuando las separaciones son con un demandante y un demandado.
Cuando hay un "acusado".
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