¡Ay, dejemé!

El rubor que me ha hecho impune.

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Nombre: Silvia Sue
Ubicación: Santa Fe, Argentina

lunes, diciembre 25, 2006

Degeneración del género

Digo que me ha tocado (cuando en realidad es una opción a partir de la especialidad en que hemos derivado en todos estos años) trabajar preponderantemente atendiendo mujeres, y eso debe ser lo que me ha hecho parir esta suerte de misoginia intermitente, cíclica y a veces feroz, que me pone de mal humor cuando surge porque en el fondo, el mismo sentimiento me produce una sensación de traición a mis pares. Pero es que hay miserias que me sublevan, y cuando hablo de miserias hablo de todas aquellas poses bien mujeriles que invariablemente albergan la hipocresía y la especulación. Cuando hablo de miserias, obviamente no hablo de la que me viene a ver porque no sabe si irse de la casa o no, el marido le pega y tiene chicos y no tiene adónde ir. No hablo tampoco, por supuesto, de la que me dice que le pega bastante, pero que sabe que en realidad la quiere, él ahora va a ir a un psicólogo y ella está segura de que va a cambiar. A cambiar por ella, por el amor de ella, por los dos. Tampoco de la que fue abandonada con los hijos a cuestas, y la plata no le alcanza para darles de comer con su propio trabajo y quiere saber cómo la ley la ampara, si es que la ampara o no.

No. Hablo del vasto sector de féminas pretendidamente feministas que reconozco apenas se me sientan delante, que enarbolan banderas de progresismo tardío, con repugnancia a lo institucional y discurso psicobolche, que no se han casado por los motivos que emanan de esas convicciones y porque no necesitan de papeles, y que, cuando el barco se hunde, vienen invariablemente a preguntar qué les corresponde del sistema que han repudiado hasta el cansancio, qué es lo que tiene previsto para ellas esa estructura legal conservadora, del neto corte liberal individualista, de la que se han desentendido, y que ahora se desentiende de ellas. “¿O sea que si se muere no me corresponde nada? ¿O sea que yo viví dos años con él y no tengo pensión? ¿O sea que si nos separamos no le puedo pedir el cincuenta por ciento? ¿Ud. no puede hacer nada? ¿Y la ley para qué está?”Hablo, incluso, de esas otras que he tenido también, las que empiezan el romance con el casado “que ya tiene la pareja destruída de antes” (sic) "ella no lo supo cuidar" "era más madre que mujer, Doctora" y que con fines de conquista a ese niñito descuidado y sin sexo, pobrecito, son los hembrones rescatadores y siempre listos, que asumen dulcemente hijos ajenos, mujer previa que debe seguir siendo mantenida “mejor que no le haga faltar nada, yo no tengo problemas”, pretendiendo solamente un resignado lugarcito pequeño en la vida del amado, hasta la consolidación del poder. La consolidación del poder implicará ahí nomás la imposición del divorcio con la otra “yo no es que quiero casarme, Doctora, yo lo que no quiero es que él siga vinculado con ella”. Luego, casi inmediatamente, vendrá la urgencia para el casamiento propio, y la búsqueda del hijito para sostener el nuevo nido. Entonces, en efecto dominó: el rechazo a los retoños anteriores, y el odio específico, recalcitrante hacia la ex. Odio y rechazo nada más que porque existen, y porque existen molestan, y hay que pasarles plata. “¿No se puede hacer nada? ¿Hasta cuándo los TENEMOS que mantener? ¿Ella por qué no trabaja? ¿Si él se muere, a los hijos de ELLA les corresponde algo de lo NUESTRO????”

Degeneración del género, que le dicen. Como cuando me pongo un poco arpía, palabra que no tiene masculino.

6 Comments:

Blogger Ruth dice...

Oh. Lo escucho todos los días también, y en ambos perfiles (sacrificada-progre). Ambas son posturas que en su momento parecen las mejores que una puede tomar y luego pagan el precio de no haberse ajustado a la ley. Pienso en un caso inverso (mujer con más plata que el hombre, que conviven sin casarse) y me pregunto si un hombre haría reclamos de división de bienes (a menos que fuera el Huberto Roviralta, jajajaja), a mí me parece que no, porque estaría visto como "un vividor". Sin embargo, muchas "progres" se comportan del mismo modo que las Susanitas más recalcitrantes cuando el matrimonio fracasa, con exigencias que nunca han querido tomar.

4:48 p.m.  
Blogger Vainilla dice...

No sé si tiene que ver tanto con la ley (aunque a la larga, sí) como con la justicia. Repitiendo el versito: si uno salió a trabajar y la otra persona se quedó trabajando en casa, si hay vida en común y bienes en común, entonces las cosas son de ambos. No tiene que ver con la ideología. Y mantener la soltería pero comprar una casa entre dos y que figure a nombre de uno es idiotez no independencia. Feliz año nuevo.

2:23 p.m.  
Blogger Silvia Sue dice...

Minerva, querida: sí, es cierto, si un hombre lo pide (como lo hizo el recordado Huber) está mal visto, pero al tipo le correspondía. Yo no soy cholula, pero sí que recuerdo a nuestra Hola Susana reivindicarlo constantemente en época del amor y que estaba chocha con él, para después decir que en realidad era un bagre. Y la verdad, lo que vos decís que hacen las progres que se vuelven Susanitas cuando todo se derrumba, me hace acordar a S. Allende cuando decía que en época de crisis, lo más común es que la sociedad se derechice, porque el miedo tira a la gente hacia la derecha.

Anárquica, yo nunca pude entender por qué eso de compara en pleno concubinato una casa entre los dos, y ponerla a nombre de uno solo. Para tener un gesto de tanto desprendimiento (si la cosa se termina y te falla la intuición con el Otro, podés ir a reclamar a los caminos), digo que para tener un gesto de tanto desprendimiento, más vale casarse, parece más comprometido pero materialmente uno arriesga menos. :)

1:37 a.m.  
Anonymous Anónimo dice...

Arriesga menos materialmente, sí, pero al tiempo, a las espectativas y a las energías invertidas no te las pagan con plata.
Para mí no, gracias.

3:19 p.m.  
Blogger Silvia Sue dice...

Pero ya que lo vamos a plantear en términos financieros, Hivi, eso entraría dentro de lo que los contadores llaman "el capital de riesgo".
Además, ojalá a todo eso que vos decís lo pagaran aunque sea con plata.

3:24 p.m.  
Anonymous Anónimo dice...

Sue, pero Uds. ahí en Santa Fé lo tienen al impresentable de Reuteman, que dice que si se casa de nuevo es porque le encanta decir que tiene "señora".¡Je,je,je!

10:55 p.m.  

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