...
Los suicidios en Guantánamo que emergen en neblinas
de carne masacrada hecha hierro en el grillete eterno, en el injerto de ya ser sólo uno tapado con los trapos, uno inerme con el muerto y su colgajo. La calle de Corea que vibra con la última bomba infecta inolvidada, los ojos incendiados de muerte lacerada napalmando, palmando amarillo de sangre que no es sangre que es un líquido terroso fluyendo de un envase. Cien mil que al día, dice el diario, mueren de hambre, y otros cuantos, muchos cuantos de frío en las veredas, en los puentes, en las villas recientes y cercanasen el último Octubre mexicano.
Ahí, las pestes de los pobres arrastrando
las llagas del agobio del verano.
Los minutos que pasan
que es el tiempo que se abrevia y se insurrecta
entre un viejo sidoso y el que viene
a escuchar la voz grave que le anuncia
que hay sentencia.
El niño de Bagdad que se ha dormido
en el brazo arrancado en el desagüe
en el brazo que es su tumba,
que es lo único que queda de su madre.
La inocencia destrozada, el surco, el alarido, las espaldas
inclinadas por el hierro hacia el vacío.
El infierno
del Poder idiotizando los sentidos.
Dios renunciando a los mandatos de alguien
….y yo
que te he perdido.
2 Comments:
increible ese poema, lo escribiste vos? buenisimo
Gracias, Juan. Estuve intentando hacer eso que dicen algunos, que de la basura pudiera nacer algo lindo.
Publicar un comentario
<< Home