¡Ay, dejemé!
El rubor que me ha hecho impune.
miércoles, mayo 31, 2006
sábado, mayo 27, 2006
Letradía II
“¡Y a ese moroso que tenemos, la semana que viene me le mandás una carta rajante!”
(Frase dicha a un colega mío por un empresario local sumamente adinerado y sumamente bruto, para el cual este colega trabajaba. La frase fue dicha asentando un puñetazo sobre el escritorio, y donde dice rajante no se ha querido decir "urgente", (porque estaba planeada para días posteriores) sino (según el colega) que esa expresión fue usada por el citado animal en el sentido de fuerte, intimidante, etcétera. Evidentemente, a alguien se la escuchó alguna vez, y él la entendió como dura y jurídica, no como de trámite inmediato.
Una analfabestia mezcla de “flagrante” (te agarré debiendo), con “partante” (partirlo en dos), esto último de la impresión que seguramente tendría el moroso por la carta (fuerte, intimidante, etcétera).
Qué se le va a hacer.
viernes, mayo 26, 2006
De cuernos, cornudas y cornudos
De hecho, al parecer, el desafío ( y lo que demuestra al mundo que somos completos, respetados y dignos de que nos amen verdaderamente), es que no nos cuerneen. Incluso, si nos cuernean, el no haberlo sabido, el no haberlo advertido, siempre se presume falso: se supone que uno debe tener en claro que lo están traicionando, “ me vas a decir que no se daba cuenta”, lo que no se entiende es el por qué del placer que el entorno sospecha que existe en el traicionado de “saberse” traicionado y seguir en ese estado sin intentar revertirlo, o sin protestar. Porque si las íntimas reglas del juego preveen los cuernos, dejan de serlo en su definición engañosa, y si estas reglas no lo preveían, lo que es lógico es que el sujeto/a se subleve ante la traición del otro. O bien, dado esto último, si se insiste en disimular este estado de cosas, es obvio que no es porque no haya un profundo sufrimiento en quien es cuerneado, sino porque existen otras situaciones (niños, vinculaciones familiares, etcétera) que hacen que el cuerneado posponga inconscientemente, tal vez, el momento de entender que su vida está terminada. O bien, por qué no, la existencia de un amor desaforado de esos que hacen imposible imaginar la vida sin el otro, en cuyo caso el cuerneado es más culpable aún, porque se niega a asumir la realidad del cuerno que lo llevaría indefectiblemente a interrumpir el infinito placer (otra vez) de proseguir su idilio con el traidor amado.
En ese caso, sí, la palabra cornudo lleva ínsita con mayor vehemencia ese caudal de saña, de cuchillo sobre el moretón: la ira colectiva que quiere ver el dolor y goza con las ruinas, la frase antigua que ahí mismo deviene en furia de sentencia y en sarcasmo, aquella que cambia la puntuación: la típica “amor, con amor se paga”, que pasa a ser: “amor con amor….SE PAGA”
miércoles, mayo 24, 2006
domingo, mayo 21, 2006
Letradía
jueves, mayo 18, 2006
Robo con rubor que me hace impune de antiquísima y conocida poesía quechua (hoy acorde)
Canción guerrera
Beberemos agua en el cráneo del traidor. Usaremos sus dientes como un collar, de sus huesos haremos flautas, de su piel haremos un tambor.
Después...
después bailaremos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
miércoles, mayo 17, 2006
. . .
A quien debo avisar, si mis sueños son impublicables, si hablar demasiado es también romper este hechizo entre nosotros. A quien poner al tanto de este trueno de este grito de este bárbaro estampido, de esta lucha de este entierro salvaje de este enjambre de abejas en horade de la carne. Ya no hay nada, ves, que no escriba vomitando y que no aplaste al contenerme, ya no hay nada que no sea una sola náusea tiritando, que deambula conmigo y transpira en el umbral.
Me tragaré mi amor, se ha decidido.
lunes, mayo 15, 2006
La importancia de llamarse.
viernes, mayo 12, 2006
jueves, mayo 11, 2006
Un poema del amigo Horacio Rossi
EXTRAMUROS
Ante las nunca habidas pero eficientes puertas de la ciudad
emergen unos toldos de lata y unas tareas sin palabra
y se establecen afuera, perfectamente afuera
y desde allí penetran las nunca habidas pero cerradas puertas de la ciudad
rociando nuestros ocios con un tema de charla que tampoco perdura...
el instinto de esa gente conoce...
escuchan las electricidades al tocar los envases y las cenizas del consumo
que alimenta la carne y la presunción, es decir la materia y la ignorancia
es decir la creencia y la ajenidad (estoy tratando de algo decir)
de nosotros los no menos transitorios y mudables...
forman la hilera para el examen de las hojarascas domésticas...
contratan apenas pactando la transacción que los enladrillados
creemos gananciosa para nuestro ciudadano privilegiado beneficio...
en así aprenden cómo
y se preparan a heredar el mundo.
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No te muevas.
Andá, dijeron por ahí,
rompele las alquimias a los melancólicos entregadores
que subastan al mundo las astillas de tu corazón.
Averiguá cuántas alas se han quebrado en el intento
casi suicida de roer la
cruzada monolítica
que nos circunda.
miércoles, mayo 10, 2006
Re bien
martes, mayo 09, 2006
Sherezade
No me acuerdo de dónde lo robé. Ya dije que lo robé, y si me molesta citar a las fuentes es porque siento que es así como citar jurisprudencia: se hace por las dudas te acusen, o por las dudas se quejen.- Alguien, seguro, que se tomó el trabajo de extraerlo de "Las mil y una noches" para que yo entienda que, en esas disquisiciones eternas que tanto me gustan acerca de las múltiples formas del ejercicio del poder, no habría que olvidar a Sherezade. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . "....El Gran Visir tenía por costumbre pasar todas las noches con una muchacha distinta y hacerlas matar al amanecer. Sólo Sherezade, gracias a su don especial para contar cuentos, logró sobrevivir a la primera noche: tan maravillado quedó el Gran Visir del cuento que Sherezade le contó que le prometió salvarle la vida y otorgarle la libertad si era capaz de contarle un cuento de su agrado durante mil y una noches seguidas. Ya habían transcurrido desde entonces mil días con sus mil noches y sus mil cuentos; cuentos mágicos y fabulosos habitados por genios, ogros, caballeros, damas, Califas y bufones, que entrelazaban sus historias de amor, odio, celos, traiciones, engaños y desengaños, hasta formar el tapiz entero de las pasiones humanas. La titánica tarea que para su imaginación había supuesto cavilar todas esas historias la habían dejado extenuada, tanto que se veía incapaz de crear ningún cuento nuevo pese a intentarlo con todas sus fuerzas. Le iba la vida en ello: al Gran Visir no le temblaría la voz a la hora de mandarla ejecutar, e incluso, si fuera preciso, no dudaría él mismo en blandir el alfanje que acabara con su vida. Sherezade pasó todo el día dándole vueltas y vueltas a la cabeza sin ningún resultado práctico. Llegada la noche, la cólera del Gran Visir estalló como una tormenta al ver que Sherezade no tenía ningún cuento para él. De su boca salieron los mayores insultos y blasfemias jamás oídos. Cuando Sherezade se temía lo peor, asustada ante la expectativa del cumplimiento de la amenaza, un sentimiento de absoluta tristeza y melancolía se apoderó del Gran Visir, hasta el extremo de paralizarle por competo y anular su voluntad. Cuando volvió en sí, percibió con total claridad que no podría ordenar la muerte de Sherezade ya que si así lo hiciera le sería imposible volver a disfrutar de sus maravillosos cuentos, a los que tanto se había acostumbrado y de los que tanto dependía. Sherezade también se dio cuenta de su extraordinario poder y se hizo construir un lujoso palacio en Bagdad, al que de tiempo en tiempo acudían emisarios del Gran Visir, como mendigos, inquiriendo si la señora había ya terminado su último cuento. "
lunes, mayo 08, 2006
Digo
Ay, dejemé! no tiene pretensión de vampiro blogger, ni de sesuda advertencia a quienes llegan a su ventanal. "Ay,..." es una bitácora semejante a ese consabido mundito que se puede armar en cualquier altillo repintado de cualquier casa vieja, ahí donde uno decide alejarse para colgar un afiche, llevarse un termo, leer poetas hondos, escribir creyendo, amar lo inasible, cocinar, hacer terapia en soliloquio sin pagarle a nadie, odiar su profesión, admirar lo que es, arrepentirse, sentirse fuera del afuera y succionar de otros que se sabe que están adentro.
domingo, mayo 07, 2006
¿Y ahora?
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Después de meter el gallináceo pico en los gallineros de otros, después de picotear en plazas, tolderías, torneos de tenis, lunas de Arcadia, calideces de infierno, rutas argentinas, humos de damasco y otras delicias, es mentira que siento que no se lo debo a nadie. Por eso yo, en algo más que agradecimiento, tendría que decir que pasen, que picoteen, que degusten, que griten todo lo que quieran, que se sirvan. Eso si no fuera que, por ahora, en la heladera de la creación, solamente hay medio limón y un cubito rosado.